Con el Teatro lleno
Karla Lara dijo ¡ADIOS!
13 de Marzo de 2008
ADIOS a la mujer sumisa. ADIOS a los viejos tiempos. ADIOS a la máquina lavadora que nunca lavó más que dolor. ADIOS a la esclava que espera en la casa. ADIOS a la que no lamenta nada. ADIOS a la madre abnegada y santa.
El pasado Sábado 8 de Marzo, en el día internacional de la mujer, Karla Lara le regaló al público capitalino, un hermoso concierto y un sencillo conteniendo dos temas: “ADIOS” y “ME DIJISTE ME QUERÍAS” Ambos temas son composiciones (letra y música) del prolífico Nordestal Yeco, que deja al descubierto su sensibilidad femenina y respeto por la mujer en este material que formará parte de la nueva producción discográfica de Karla Lara, titulada ANTES DEL PUENTE.
El público aplaudió de pié y por un largo rato a Karla y a los músicos que la acompañaron: Yeco (guitarra), Camilo Corea (piano), Junior Velásquez (batería), José Velásquez (piano y bajo) Oscar García (percusión) y Ricardo Zavala (guitarra y coros) Karla interpretó el nuevo repertorio de su disco, Yeco participó con algunos temas ya conocidos y su ironía y humor, el tema “me dijiste me querías” fue interpretado con hermoso acompañamiento al piano de José Velásquez y no podía faltar “La fuerza que tenés” un conocido tema de Guillermo Ánderson que es parte del primer disco de Karla, (DONDE ANDAR) en la vos de ambos cantautores catrachos. El concierto fue posible gracias al apoyo financiero de Banco ProCredit, un banco joven y visionario que le apuesta a los proyectos empresariales impulsados por mujeres y tiene muy claro su compromiso con la responsabilidad social corporativa.
Los temas de la producción discográfica ANTES DEL PUENTE que Karla Lara lanzará el 16 de Junio próximo en el Teatro Nacional Manuel Bonilla, son arreglos del pianista Camilo Corea y están siendo grabados en el nuevo estudio de audio tok tok! Sound, un proyecto empresarial y cultural de Yeco y Junior Velásquez. Esta nueva producción discográfica es posible gracias al apoyo de COSUDE (COOPERACION SUIZA EN AMERICA CENTRAL), ANAFE y Dan Church Aid – DCA.
El pájaro dicípulo de Yoshiko Nakamura
Mariano Rodríguez nace en Tegucigalpa el 15 de junio de 1961 en la populosa 21 de Octubre, desde muy niño demuestra sus aptitudes musicales. En 1978 entra a estudiar a la Escuela Nacional de Música siendo sus primeros maestros Juán Antonio Antúnez y Yoshiko Nakamura una de las primeras cooperantes japonesas de esos años. En 1981 Mariano Rodríguez egresa con altos honores como maestro en Educación Musical. En 1982 comienza a formar parte de el Grupo experimental de artes drámáticas y musicales Rascaniguas destacándose por primera vez su trabajo en la obra el canto del Fantoche Lusitano de Peter Weiss dirigida por el famoso dramaturgo hondureño Rafael Murillo Selva, el Retablo del Flautista de Jordi Teixidor, el Extensionista de Felipe Santander, La niña quiere ver televisión y la Tortilla sin voltear entre otras. En 1985 integro junto el estrictamente grupo musical Rascaniguas con el que viaja a distintos festivales como EL FESTIVAL INTERNACIONAL CERVANTINO en México (1991); VANCOUVER FOLK FESTIVAL en Vancouver, Canadá (1992); y en el EVENTO FESTIVAL EN EL MEMORIAL DE AMERICA LATINA en Sao Paulo, Brasil (1994).
En 1995 junto a la arpista holandesa Lies Joosten fundan el dúo encuentros, mismo que con gran suceso viajaría por distintos festivales de América latina En 1996 encuentros viaja a Ámsterdam, Holanda, acompañando a la artista costarricense Guadalupe Urbina. En 1997 son invitados por la Organización de las Naciones Unidas a participar en los actos oficiales del DIA INTERNACIONAL DE LA POBREZA, evento organizado por PNUD en la sala ECOSOC, compartiendo escenario con artistas internacionales tales como la escritora sudafricana Premio Nóbel de Literatura 1991 Nadine Gordimer, el actor norteamericano Danny Glover y el percusionista hindú Karsh Kalé, durante ese año hacen su primera grabación en Honduras con el nombre “EVIDENCIAS”, disco grabado en los estudios del IHER de Tegucigalpa.
Ya para 1998, ENCUENTROS participa TERCER ENCUENTRO LATINOAMERICANO DE ARPA, teniendo como sede la ciudad de Caracas, Venezuela, organizado por la Universidad SIMON BOLIVAR de Venezuela y por la Asociación Cultural ARPAS de Venezuela. Actor, músico, improvisador, musicalizador para cine.... Nadie puede desconocer a Mariano Rodríguez y quién lo hiciera cometería un pecado estético de grandes proporciones, nadie puede olvidarse de su flauta ingeniosa llena de giros mortales de tres vueltas, su estilo jazzero y tropical. Mariano Rodríguez es pájaro selvático de muchos colores, desde sus primeros pasos en Rascaniguas se destacó por su carácter improvisador sin dueño y son innumerables las giras y artistas con los que ha compartido escenario por el mundo. Músico singular, hermano de todos, la humildad del genio en carne y hueso, Trovadicta le brinda un sencillo homenaje que no alcanza para tanto sonido de pájaro... Salud Mariano!
Expedición
Ya una vez dije que había empezado a componer porque quería escuchar canciones que no se habían escrito. Eso es estrictamente cierto. Yo era un recluta en un remoto campamento militar, solo con la noche y sus deseos. Puede que por eso aquellas primeras canciones me parecieran los partos más dolorosos de mi vida. Porque, como apenas había aprendido un par notas, veía que mi saber eran tan pobre que ni remotamente alcanzaba las voces que me cantaban los deseos. Esta insuficiencia me llenaba de pesar y entonces me decía: cuando sepa un poquito más, lo voy a conseguir. Luego pasaba que, cuando aprendía algo nuevo, volvía a repetirme lo mismo… Así fue que sin darme cuenta, pero también queriendo, la necesidad del balance autocrítico se me fue volviendo indispensable luego de cada paso. La escasez, el apremio que produce el vacío es como una forma de adquirir noción de menester. Cuando salió mi primer disco, hacía ya 8 años que había adoptado el oficio de cantor y al menos 10 que componía. Por entonces en una placa cabían muy pocos surcos, demasiado pocos para la necesidad de mostrar que yo acumulaba. De varios cientos de canciones empecé por reducirme a media docena, que me parecían imprescindibles. Después, en la medida en que las iba grabando y constataba que una forma de expresarme había quedado expuesta, fui sumando canciones que ejemplificaban mis otras cuerdas expresivas. Cuando llegué al número de 11, todavía me faltaba una para tener un muestrario ideal, para cubrir, pensaba yo, el diapasón de emociones que la música que yo hacía era capaz de sugerir. Entonces, una vez más, tuve que hacer la canción que me faltaba.
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Mi única certeza era que debía ser para cuerdas, pero no tenía la música y mucho menos las palabras. Entonces, basándome en el siempre noble patrón de la habanera, empecé a estructurar ?en mi menor? una atmósfera romántica lo suficientemente extensa como para poder narrar una historia. Primero expuse el tema con un piano, porque tenía la suerte de tener a Emiliano Salvador como amigo, y una vez terminada la grabación me di cuenta de que “En el Claro de la Luna” era lo que completaba mi primer disco. Respecto a la letra, desde el inicio había esbozado algunas ideas, pero todas acabaron siendo un picotillo de papelitos. El texto que se conoce lo escribí al lado del micrófono, a la hora de cantar.Así que por necesidad, por carencia, a finales de 1974 inauguré una nueva forma de hacer mis canciones. Desde entonces he grabado más de una decena de discos y siempre las estructuras de las obras guiaron las orquestaciones, sin excepción. Unas veces concebí los arreglos completamente y las veces que otros músicos orquestaron mis temas, tuve la suerte de contar con sensibilidades hermanas o cuando menos con profesionales muy sagaces y respetuosos de la música original. Creo que los colegas que han colaborado en este sentido conmigo no se han sentido arreglistas, incluso porque así lo han manifestado. Por mi parte después de “En el Claro de la Luna” nunca más se me ocurrió componer un tema expresamente para un disco y mucho menos en aquella forma: la orquestación primero y las palabras después. Lo de guiarme por la música para escribir las letras sí ha sido más o menos un patrón fijo. Ya he dicho que me resulta muy trabajoso componer a partir de un texto y, aunque en alguna ocasión lo haya hecho, no creo que los resultados se sumen a mis canciones mejor equilibradas.En “Expedición” la insuficiencia volvió a jugar su papel motivador. Porque “Expedición” es la necesidad de continuar explorando lo comenzado aún antes de mis primeros discos. Me refiero lo mismo a escribir canciones como a mis primeros pasos orquestales con el GES, línea de trabajo a la que traté de dar continuidad en la poca música incidental que pude hacer posteriormente. Entre ellas, por sus resultados, recuerdo siempre la música que compuse para la teleserie “Cabinda”, de Jorge Fuentes. Sin embargo todas estas colaboraciones fueron muy aisladas y no pudieron resultar una suma formadora, ni adentrarme, con un pulso sostenido, en las riquezas del oficio de componer para orquesta.
La verdad es que he pasado prácticamente la mitad de mi vida sobre un escenario; eso me ha impedido poner a prueba mis viejos deseos de orquestar porque, entre otras cosas, para llegar a hacerlo bien hay que estudiar y para eso se requiere dedicación. También puede que haya tenido pocas oportunidades de componer sólo música por el hábito generalizado de verme como autor de textos, por la costumbre de darle más relieve al aspecto literario de mis canciones. Creo que la rapidez con que transcurre la vida en el escenario facilitó que ni yo mismo me percatara de que algunas de mis inquietudes musicales todavía esperaban por mi. Pudiera resumirlo diciendo que me había aprendido un nuevo par de notas y no me daba cuenta de que ya era hora de usarlas, aunque sólo fuera para el consabido “cuando sepa un poquito más, lo voy a hacer mejor”. En una ocasión dije que luego de 6 años con Afrocuba deseaba quedarme a solas con mi guitarra. Pero después me llegó hora de decir que luego de 5 discos con guitarra, estaba loco por quedarme a solas con una orquesta. Para hacerlo primero pensé en invocar a Leo Brouwer, porque con él llevaba 30 años hablando de un proyecto así. Sin embargo mi larga amistad con Leo me aconsejó no interrumpirlo. A Leo hay que dejarlo a merced de sus musas, interferir en eso es sacrilegio y preferí seguir esperando. Después de esa estoica conclusión, hice el intento de confiar las orquestaciones a otro gran músico. Recibí una respuesta muy afectuosa, incluso agradecida, pero también es una persona muy ocupada y, luego de esperar algunos meses, caí en cuenta de que me encontraba en una coyuntura muy parecida a la de
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mis inicios, cuando escribí yo mismo las canciones que tenía deseos de escuchar. Fue entonces que decidí arremangarme la camisa y enfrentar el trabajo, por lo que acabé quedándome a solas con una partitura de orquesta en blanco.Cuando creí que ya iba a poner manos a la obra tuve que frenarme en varias ocasiones por diferentes tipos de reclamo. Estos eventos me hicieron posponer durante casi un año el inicio de mi aspiración. Por aquellos días, unas veces dormido y otras despierto, sentía como si una caldera fuera subiendo de presión dentro de mi. De pronto algo hacía explosión, pero en vez de oír una fuga de vapor escuchaba un acorde distribuido en una orquesta sinfónica, una armonía estática, sin ritmo, una especie de muestra, y me daba cuenta de que algún dispositivo interior estaba llamando mi atención sobre cierto tipo de sonoridad. Mientras esto me sucedía yo trataba de complacer solicitudes y necesidades e intentaba parecer sereno, sin hacerle ver a nadie que mi único e imperioso deseo era trabajar en mis ideas. En la madrugada del 7 de mayo del 2000 se me ocurrió un tema que sonaba entre rock sinfónico y épico. Hacía años que la música no lograba levantarme a esas horas. Desde el primer bosquejo supe que lo que estaba haciendo con la guitarra en realidad debía ser formulado por un piano y que debajo de ese piano debía sonar una vigorosa cuerda de violonchelos. Desde las primeras notas empecé a escribir con la ayuda de un viejo programa de música. Por alguna razón aquel tema, que ahora se llama “Tiempo de ser Fantasma” y que concluye el disco, como una Celestina amorosa abrió ventanas al vendaval de temas que llegó después. Cuando creí tener el trabajo terminado se lo mostré a Andrés Alén, quien me aconsejó escribir los segundos violines, que yo había omitido en su totalidad. Siguiendo su consejo transcurrieron otros 60 días. José María Vitier, Ernán López-Nussa, Eduardo Ramos, Amaury Pérez, Enrique Pérez Mesa, Frank Fernández y hasta el mismísimo Leo hicieron audiciones críticas que me fueron muy útiles. Debido a mi pobre formación académica muchas veces tuve que pedir ayuda a Niurka González ?mi compañera?, para desentrañar aspectos estructurales. Su ayuda en todo momento me ha sido capital.
Estuve componiendo durante unos 11 meses seguidos. Sólo me detuve por las inevitables interrupciones fastidiosas ?entre ellas subir a algunos aviones y trenes, aunque en cuanto llegaba a mi destino continuaba trabajando en una note book—. En ese lapso emprendí cerca de 20 temas, pero algunos sólo serán bocetos para el futuro. Así que de pronto me vi con 14 piezas en la mano, 12 de las cuales lograron integrar “Expedición”. Las exclusiones fueron, sobre todo, por razones de tiempo: el disco que hoy les proponemos dura 51 minutos.No puedo terminar sin aludir agradecidamente a los músicos, artistas y técnicos, ya que todos se sumaron a este esfuerzo con entusiasmo. Aunque los créditos del disco son extensos, nunca llegan a estar todos los que se lo merecen. Si dudas ésta también ha sido una expedición a la identidad y a la armonía entre un gran número de personas.Por mi parte, desde que me hice expedicionario, la música de las esferas trajo un sortilegio desde lo profundo y lo infiltró. Pero quiero hacer ver algo más que un aletargado equilibrio cósmico, pretendo que hablen las singularidades. Como dicen la física y las matemáticas, en lo peculiar reside lo que nos salva del bostezo en medio de la interacción de los imanes. En el vasto universo de la música ¿qué equivale a una estrella de neutrones? Tan sólo esta pregunta y ya dan deseos de emprender un nuevo viaje donde texturas, amalgamas y otras perspectivas conformen un entramado gravitatorio capaz de sujetar la luz. Por ahora tendré que conformarme con la agógica pronunciada de “Expedición”. Sé que hay amigos que dicen que es mi mejor disco. Yo reconozco que he trabajado en él con la misma intensidad con que hacía canciones en la década de los 60, como si cada una fuera la última de mi existencia. Pero no creo que todavía alcance las voces que cantan mis deseos. Sólo les prometo que la próxima vez intentaré estar más cerca.
Silvio Rodríguez Domínguez, La Habana, 12 de mayo, 2002.
¿Le toca a Carlos Varela la manzana en la cabeza?
Por Mario Vizcaíno Serrat (estracto) el artículo completo puede leerlo en
Le toca a Carlos Varela la manzana en la cabeza
Los artistas que conquistan al público cuando trabajan con las ideas tienen que ser como los buenos albañiles: conocer el terreno antes de echar el piso para que no se hunda cuando pase el tiempo.O quizás deban imitar a los corredores de fondo, quienes saben que el triunfo está en la resistencia y nunca en la velocidad.Después de 15 años del primer concierto en serio de Carlos Varela, en 1989, algunos de sus viejos admiradores se preguntan si el irreverente autor de “La política no cabe en la azucarera” conocía los cimientos del suelo que pisaba y que intentaba remover con canciones que hacían delirar a miles de jóvenes, para quienes ese pequeño hombre vestido de negro era el más legítimo representante de sus desvelos.Aquella rabia de finales de los 80 y principio de los 90, cuando Varela imploraba por paz para la ciudad en “Cuchilla en la acera” y exigía en “Tropicollage” una imagen de Cuba más allá de las postales para turistas, ha dado paso a la calma propia de quien sabe que un grito en la oscuridad no siempre es la solución. O tal vez encontró la llave que necesitaba:“Si sabes que a cabezazos la puerta de madera se rompe, bien. Pero si es dura como el acero, debes encontrar la llave, y no lo creas imposible”, advirtió en una entrevista de 1994.A los 42 años, él cree que si los muchachos de hoy lo vieran como a Guillermo Tell y no como a su hijo, —como hace 15 años— se debe a la dialéctica natural y al riesgo de la vida y no a que renunció a lo que era su credo en 1989: “Me puedes empujar, me puedo caer, me puedes desaparecer, que las canciones seguirán siendo las mismas”.Es cierto que las canciones son más o menos las mismas porque Varela sigue girando alrededor de un puñado de temas que van y vienen, sólo que las piezas posteriores a su disco Como los peces están envueltas en papel celofán y no en aquel que tenía espinas en los bordes.Claro que los cristales de los espejuelos con que se miran las cosas a los 25 años no tienen la misma graduación de los que se usan a los 35 o a los 42, ni llevan la que se usa a los 50 años. Pero la pregunta que se hacen algunos de sus seguidores es si Varela todavía actúa como piensa o si las ideas más filosas se quedan en su apartamento y ya no van al pentagrama.La respuesta de Carlos Varela pudiera estar en un tema que, aunque no lo haya compuesto pensando en las vueltas que da la vida, le viene como anillo al dedo para callar a quienes quieren seguir viéndolo como un mosquetero en el escenario: “La verdad de la verdad es que nunca es una: ni la mía, ni la de él, ni la tuya”.Además de celebrar sus 20 años como músico, hacer una recopilación de sus canciones a los 42 años de edad, ¿podría transmitir la idea de que está agotándose como compositor?Todo lo contrario. Después de siete discos grabados anteriormente y tanto tiempo de trabajo ininterrumpido, creo que era un buen momento para recapitular, pero no significa que estemos deteniendo el tren, para nada. No lo veo ni siquiera como un nuevo disco exactamente, es solo una trilogía que vamos a ir sacando cada año al margen de los discos de canciones nuevas que estamos y seguiremos grabando a cada rato. En esta trilogía queremos incluir, además de grabaciones de discos anteriores, versiones nunca editadas, maquetas, colaboraciones con otros músicos, versiones de directo de algunos conciertos, temas que nunca se editaron en discos y que más bien están en cintas de cine o TV o guardadas en un cajón. En fin, es solo una manera de reorganizar el trabajo que venimos haciendo hace 20 años y dárselo a la gente en tres discos con fotos de distintas épocas, con textos de grandes amigos poetas y la colaboración de pintores cubanos. Estos tres volúmenes van a ir saliendo poco a poco, es decir, que al final voy a sacar de cinco a seis discos en tres años, si eso te parece que es estar agotado... Los hijos de Guillermo Tell son los que me escuchan y son también mis propias canciones. Un homenaje a la gente, las generaciones que vieron a estas canciones nacer, crecer y que las hicieron suyas. Tengo un buen montón de canciones nuevas que aún no he grabado y no paro de escribir otras muy nuevas. Creo que aún estoy en un buen momento como compositor, los años te hacen crecer y profundizar más en lo musical y en lo poético, y haberme liberado de las Compañías y de las Multinacionales del disco me hace sentir libre de hacer los discos que quiero y cuando quiero. También estoy haciendo música para cine que pienso editar en algún momento.Este primer volumen de Los hijos de Guillermo Tell es una buena primera selección entre tantas canciones, y cuenta además con dos textos maravillosos de mis padres y maestros, Silvio y Pablo, sobre mi obra. Es curioso que ahora sea el disco que más se vende en nuestro sitio Web, nos lo piden desde todas partes del mundo.La familia cubana, la nostalgia por lo que se perdió, la irreverencia ante los poderes, las religiones en Cuba, la pesadumbre, la añoranza, son temas que se repiten constantemente en sus canciones.
Sabrán los Cubanos algún día quién es Leo Brouwer?
por Elena Mendiola
El jurado del Cubadisco, evento que se celebra en La Habana desde hace algunos años, decidió otorgar el Gran Premio, en su versión de 2001, a dos producciones; una fue la colección La obra guitarrística de Leo Brouwer. Vol. 1-8, y otra, Nuestra canción. Martha Valdés y Sergio Vitier. El primero de estos fonogramas fue producido por María Elena Mendiola, Licenciada en música, directora de orquesta e investigadora, quien fuera especialista de la casa discográfica cubana EGREM durante más de una década. De la importancia de este premio y del contenido de esta colección importantísima, nos habla su productora. Ella, nos pone en perspectiva una obra, que a partir de ahora, será la pieza fonográfica obligada para el estudio de uno de los músicos más importantes del siglo XX americano.
Pregunta ¿Cómo surgió el proyecto de esta colección?
Respuesta Corría el año 1999 y yo sabía que Leo Brouwer cumplía sesenta años de edad. Recién le habían dado el premio Manuel de Falla, que me imagino que en los círculos musicales españoles fue algo así como un desafío por recaer en esa ocasión en un extranjero. Me imagino, claro, que en el caso de Leo no cabe la menor duda porque su obra no tiene fisuras. Entonces me di cuenta que a Leo le iban y venían homenajes por todo el mundo y en su país no pasaba nada con él. O sea, aquí en la isla los cubanos siguen sin saber a ciencia cierta quien es Leo Brouwer. Fue así, andando por esos caminos, que me vino la idea. Con tantos años trabajando en la EGREM me conozco muy bien sus archivos y en particular los de música de concierto, que ha sido mi trabajo durante doce años de mi vida, tiempo en el que tuve que revisarlos muchas veces. Estos factores me llevaron a concebir un proyecto que incluyera la obra de Leo. En principio no pensé en hacerla únicamente con su obra guitarrística, pero en cuanto me metí en el archivo con el objetivo de hacer un trabajo de este tipo me di cuenta que tenía que dedicar la colección a la obra para guitarra únicamente puesto que era esa obra la que por suerte más abunda en el patrimonio de la EGREM, que por supuesto mantiene algunas cosas de música sinfónica, obras para piano, música de cámara y otros formatos, pero en lo guitarrístico el caudal es muy grande. Tuve además la suerte de que algunos años antes, en la época del disco de vinilo, el Maestro Julio Rolof trabajó en una colección similar y aunque aquella no vio nunca la luz, quedaron masterizadas en cintas analógicas unas cuantas obras en vivo, tomadas en los festivales de guitarra de La Habana. Yo sabía que ahí había un buen material para comenzar mi colección y así fue.También me valí de los pocos volúmenes que con la obra de Leo salieron al mercado en Cuba, entre ellos el disco titulado De Bach a los Beatles, y otro que grabó en los años sesenta que contenía la Sonatina meridional de Ponce y obras que tocó en su época rutilante de virtuoso de la guitarra. También me serví de esas grabaciones y las trabajé para incluirlas en la colección. Utilicé también From Yesterday to Penny Lanne, y otras obras publicadas anteriormente, pero también utilicé el Concierto Elegíaco que aun estaba inédito. Desde el principio supe que iba a incluir en el proyecto la grabación del concierto que hizo el grupo Irakere junto a Leo Brouwer en el teatro Carlos Marx, por supuesto que no tenía la menor idea de cómo lo iba a engarzarlo en el conjunto pero era un registro que no podía faltar.Por todo esto que te digo es que cuando entré a los archivos para comenzar el trabajo de esta colección que finalmente resultó ganadora del Gran Premio Cubadisco 2001, ya yo tenía una idea global de lo que iba a hacer, ya yo tenía un conjunto de obras que sabía que no podían faltar, obras que yo quería poner, pero además, en la investigación me fueron apareciendo otras obras que yo no tenía muy claro que estaban ahí. En principio supe que con el material de los archivos tenía para una colección de más de tres discos, pero no sabía exactamente cuantos.Después de los primeros rastreos comencé a organizar las obras por volúmenes y decidí hacerlo por temáticas bien diferenciadas fue así como surgieron ocho discos muy bien diferenciados, ninguno repite la propuesta del otro, cada uno propone algo completamente diferente, realmente es una obra total para coleccionistas. Cuando uno mira y lee lo que contiene cada volumen se da cuenta que quiere tenerlos todos porque cada uno encierra una vertiente distinta en la creación de Leo Brouwer.Yo ahora me pongo en el lugar del consumidor. Si yo llegara a una tienda de discos y viera esa colección seguramente iba a quererla completa, porque ningún volumen se repite, pero cada uno te lleva al otro.
P ¿Cuánto tiempo estuviste trabajando en esta colección?
R Cerca de dos años aproximadamente
P Me has dicho que en la colección aparecen obras inéditas.
¿Por qué esas obras nunca antes se pusieron al alcance del público?
R Bueno, primeramente la discográfica EGREM tuvo un bache muy grande en la publicación de fonogramas de conciertos en general. No solamente de Leo Brouwer, la música de conciertos estuvo un año en cero editorial y poco a poco esto se fue recuperando.
P ¿Dónde se venden estos discos?
R En el territorio nacional está en todas las tiendas de discos, en los hoteles, en todas partes lo he visto.
P ¿Y fuera de Cuba dónde se pueden comprar?
R Bueno, debe estar en el catálogo que oferta la EGREM. Yo no manejo muy bien el asunto de la distribución en el extranjero. Yo sé que la editora los tiene y los está distribuyendo con cierta timidez, por eso estoy dando los primeros pasos para aproximarme a alguna casa discográfica con mayor proyección comercial, para que se haga cargo de licenciar esta colección que pudiera tener un amplio mercado entre los coleccionistas, una distribuidora que lo sepa colocar en un mercado que realmente consuma este producto, estoy moviéndome con la intención de que esta obra fonográfica tenga la circulación internacional que puede y debe tener. En conclusión, en estos momentos tengo el proyecto de que este trabajo se conozca y que la obra de Leo Brouwer llegue al público en todos los mercados y para esto es necesario un buen distribuidor internacional.
P Aunque tú eres la madre de esta criatura gigantesca que acaba de nacerle a la discografía cubana, quisiera escuchar tu criterio, apasionado o racional, sobre el valor de esta colección para conocer la obra de uno de los compositores más importantes de la música cubana y al guitarrista más grande que ha dado la isla.
R Yo creo que marca un momento en la historia de la cultura cubana del presente -trato de distanciarme del hecho como si la colección la hubiera hecho otra persona claro-, viene a llenar un vacío grande, porque el año anterior, es decir, a principio del año 2000, apareció un libro titulado Leo Brouwer, de la musicóloga Isabel Hernández que es un estudio sobre todas las aristas del artista que es Leo, sobre su obra, su vanguardismo en épocas tan tempranas, su postura post-moderna cuando nadie lo era, como todos en Cuba sabemos, al menos los músicos, un libro que aborda la vida y la obra de Leo y que ahora se complementa de manera justa con esta colección que pone al alcance del público todo aquello de lo que se habla en esos textos, porque la trascendencia mayor de Leo está en su obra para guitarra teniendo en cuenta que él aplica las técnicas contemporáneas de composición a la creación en ese instrumento. Ningún otro compositor antes que él aplicó las vanguardias del siglo XX a la composición para la guitarra, él es el primero en hacerlo, de ahí, claro aparte del valor de sus obras, del valor como música, como factura creativa, como partitura, está ese hecho de ser el primero en aplicar las vanguardias a la composición para la guitarra. Es por eso que en todo el mundo sus obras se tocan, en todos los concursos para guitarra que se realizan en el mundo se interpretan obras de Leo Brouwer, es por eso que su música circula por todas las casas editoriales del mundo, en los circuitos de conciertos, en las grabaciones, en todas partes está la obra de Leo Brouwer. Es un compositor importante y es la primera vez que se realiza un material de consulta contundente, que aunque no lo contiene todo, es terminante para aproximarse a él, para que cualquier estudioso de la música en el mundo consulte y se entere, con un material de primera mano como es que suena en realidad la música de Leo, en su interpretación y en la de muchos otros artistas de primera línea.
Una voz que no tiene fronteras
Su produccion discografica como solista ha llegado a siete albumes en los ultimos años, haciendo un total de catorce producciones discograficas, incluyendo los siete albumes grabados con Guardabarranco, sies de estas nuevas grabaciones, las cuales han salido bajo el sello disquero noruego Kirkelig Kulturverksted, presentan nuevas facetas en su carrera, incursionando nuevos topicos y ritmos con musicos de Noruega, Nicaragua y Cuba, pero siempre fiel a la cancion que la inspira desde hace dos decadas.Su ultimo disco, una produccion propia titulado HOJARASCA fue lanzado por MOKA DISCOS en Nicaragua y por MAJO RECORDS en Noruega.En los últimos 8 años ha realizado centenares de conciertos y presentaciones como solista a lo largo de Noruega y Nicaragua, asi como en radioemisoras y televisoras locales, ademas ha hecho presentaciones en Cuba, España, Alemania, Suecia, Holanda, Costa Rica, Suiza y Austria.Los dos primeros discos de Katia grabados en Oslo en 1999 "NAVEGAS POR LAS COSTAS" (Disco de Oro en Noruega por vender mas de 25000 copias) y "EN REVESLANDIA" contienen traducciones al español de canciones de Alf Prøysen (1914-1970), trovador noruego muy querido en aquel pais. Al hacer estas versiones, Katia ha desarrollado una nueva etapa en su carrera como creadora. Los temas de estos discos y las traducciones de Katia, abrieron una puerta de comunicación entre dos culturas, acercándolas de una manera inucitadaCon su disco " BRAZOS DE SOL", grabado en Nicaragua en 1996, reafirma su vocación de trovadora y con la grabación de un nuevo disco (1998-2000) "SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO "con canciones del cubano Silvio Rodriguez, en el cual el mismo Silvio le acompaña, se cumple un viejo sueño de hacer suyo parte importante del repertorio de la Nueva Canción Latinoamericana que ha crecido con ella desde hace 20 años.El disco titulado "VEN A MI CASA ESTA NAVIDAD " (2000), grabado en Cuba con músicos como el guitarrista Rey Guerra y otros talentos de la isla, recoge canciones del repertorio navideño hispano-americano, incluyendo ademas dos nuevas traducciones de canciones noruegas y canciones tradicionales de Norte America y Europa.En su disco FRAGANCIA (2001) Katia interpreta canciones del cantautor sueco Evert Taube (1890-1976), acompañada por musicos cubanos, como son los miembros del grupo del reconocido tresero Pancho Amat y la Orquesta de Joaquin Betancourt. Katia incursiona nuevos ritmos con sabor tradicional caribeno, y se inspira en los textos de este fantastico cantautor sueco para escribir adaptaciones al español de canciones que fueron inspiradas por Latinoamerica misma.Varios temas de los albumes de Katia como solista han sido incluidas en diferentes compilaciones en Noruega y Corea.La ultima participacion de Katia en un disco colectivo fue con la cancion NAMI que forma parte del album LULLABIES FROM THE AXIS OF EVIL (kkv 2004) donde se unen mas de 20 mujeres de diferentes rincones del planeta para arrullar al mundo con sus voces, rompiendo fronteras.
Lo que el viento no olvida
Cuando a la Universidad Pedagógica se le conocía como La Superior, mucho antes del Mitch, Joseph N. Yeco llegó al antiguo estudio del pintor Virgilio Guardiola en la Pradera, lugar que era la casa del Maestro y artista José Ortega. Sobre una mesa de dibujo y a falta del illustrador y Photoshop de estos años, José Ortega, laboriosamente, con un chinógrafó, rellenaba de negro los contornos de una foto de uno de los más importantes grupos de la época, En la gráfica y congelados para siempre aparecen al centro el gran Oso de la pintura Nacional Virgilio Guardiola, franqueado por Perla Brenes vocalista del grupo y Tania Mayer; detrás de ellos Los hermanos Mencía, el Chele Mayer y el profesor José Ortega.
El eterno grupo del charanguito venceremos nació de la cuna roja del Magisterio y a pesar de su discurso político logró niveles de estética que otros grupos nunca habían logrado, fue a sí que durante varios años paseó su música, una mezcla de covers y canciones originales por distintos escenarios de Centroamérica, y muchos recuerdan las grandes coreadas de la célebre canción de Mercedes Sosa "Cambia todo Cambia" en aquel antro de aficionados y trapecistas mortales " la Peña de Toño" al frente del Escenario y con un tambor peruano, todavía se pueden escuchar la intimidante voz grave del Oso Guardiola y el charanguito impuber de David Mencía. Dueño de su tiempo, Sobreviento dejó una huella trempranera en la música Nacional, su osmobile melódico dejó una sóla grabacíón en la que destacan temas de David Herrera y la sonada Campanas de la Paz de Guillermo Anderson.
Cleptómano de la historia para la buena salud de los recuerdos, Yeco pudo rescatar esta fotografía llena de tinta de un basurero de la casa de José Ortega, hoy nos la ha donado para Trovadicta, para que la memoria siempre tenga los síntomas de un largo vuelo.